Diario 5 - Lectura de monólogos
El objetivo de esta clase fue realizar un trabajo de mesa para conocer los diversos aspectos alrededor del monólogo.
Mi reflexión:
Esta clase es una continuación de la anterior, en la cual cada estudiante debía traer un monólogo de acuerdo a nuestra personalidad o podemos escoger un monólogo que no sea nada de acuerdo a nuestra personalidad, es decir, escoger uno como reto.
En esta clase hicimos lo mismo que la anterior, solamente que era el turno de que las niñas dramatizan su monólogo.
Algunos monólogos femeninos que se leyeron en la clase se encuentran en las siguientes obras:
- LA GAVIOTA, Antón Chejov.
- SUEÑO DE UNA NOCHE VERANO, William Shakespeare.
- ELOISA ESTÁ DEBAJO DE UN ALMENDRO, Enrique Jardiel
Poncela.
- LA POSADERA, Carlo Goldoni
- TARTUFO, Molière
El monólogo que yo leí fue el de:
ELOISA ESTÁ DEBAJO DE UN ALMENDRO
MARIANA: No
siempre, ¿sabes?; pero a ratos hay algo en él, en sus ojos, en su gesto, en sus
palabras y en sus silencios, hay algo en él, ¿no lo has notado?, inexplicable,
oscuro, tenebroso.
Su
actitud entonces conmigo, la manera de mirarme y de tratarme, las cosas que me
dice y el modo de decírmelas, aunque no me hable de amor, todo ello no puede
definirse, pero es terrible, y me atrae y me fascina. En estos momentos siento
que hemos venido al mundo para unirnos y que ya hemos estado unidos antes de
ahora. Pero esto no significa que existe en mi algo anormal; ¿acaso soy yo la
única muchacha a quién le fascina y le atrae lo misterioso y lo que no puede
explicarse? Y, en otras ocasiones, que, por desgracia, son las más frecuentes,
él reacciona, como alarmado y arrepentido de haber descubierto quizá el
verdadero fondo de su alma: sus ojos miran como los de todo el mundo, sus
gestos y sus palabras son los gestos y las palabras de cualquiera y sus
silencios están vacíos; se transforma en un hombre corriente; pierde todo
encanto; bromea y ríe; se recubre de esa capa insulsa, hueca, irresistible que
la gente llama simpatía personal… Y entonces siento que uno y otro no tenemos
nada de común, y me molesta que me hable, y si me habla de amor me crispa, y no
puedo soportar su presencia y estoy deseando perderle de vista, porque entonces
me repele y me repugna, ¡y te detesto!
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